martes, 14 de abril de 2009

Mi dilema

Voy a plantear un dilema para mí. No se si para todos aparezca como tal. Ayer vi un cacho de CQC y hubo un Proteste Ya muy duro. Se trataba de un garca mal, de esos que ni con las cámaras se ablandan. Era un tipo que vendía autos, cobraba un anticipo y nunca los entregaba. Había garcado como a 20 personas de esa manera. En pocas palabras, un verdadero sorete con todas las letras.

La pregunta que me planteó es la siguiente: ¿Está bien que la tele asuma un rol que le corresponde a la justicia? ¿Está bien que la cara del estafador sea expuesta a más de 3 millones de televidentes? En mi opinión, la intención de estos programas es buena y la mayoría de las veces, las acciones que llevan a cabo son efectivas (en este caso, le clausuraron la concesionaria). Pero no puedo aceptar que la tele se meta en la vida privada de las personas, existen instituciones creadas para resolver estos conflictos. Y no se si hasta cierto punto, estos programas hacen cosas bien típicas de los regímenes autoritarios y fascistas, como esconder un micrófono en una mochila o meter un localizador vía radar en una televisión, hasta donde vamos a llegar con ésto?

Espero que se entienda mi dilema: me molesta mucho que haya estafadores que anden jodiendole la vida a la gente pero tampoco me gusta que sean los medios televisivos quienes se encarguen de hacer públicas estas cosas.

3 comentarios:

Kenneth Dart dijo...

Si, vi la nota. A mi me parece que la opinión popular es que la inacción de la justicia u otras instituciones que deberían encargarse de eso, desemboca en que tengas que exponerlo en medios públicos para acudir a la verguenza y al enjuiciamiento popular. No?

Ademas del negocio que hacen los medios mostrando a estafadores, ladrones, asesinos, etc... etc...

Frank Pentangeli dijo...

Y hay una justicia, los conflictos no pueden quedar en manos del pueblo. Si la justicia se equivoca, el damnificado puede demandar al estado. Si el pueblo se equivoca, a quien?

Bernard L. Madoff dijo...

Estoy de acuerdo con Frank. A mí también me causa esa sensación mezcla de "se hizo justicia" y "sálvese quien pueda". No podemos erigir a los medios en jueces, porque los medios no son imparciales y no son parte del acuerdo ciudadano representado por la Constitución, son simplemente organizaciones privadas.

Además, como siempre pasa, una causa acelerada a favor de uno significa una causa atrasada para otro.