
Si entraste a leer esto pensando que vamos a descubrir algo mejor que la pólvora, olvidate. Pero ciertamente podemos apropiarnos de las noticias que acontecen día a día para recordar que el diálogo debería ser declarada oficialmente herramienta de policymaking.
Ayer se reunieron Macri y Cristina para conversar ciertos temas, o incluso para crear una agenda desde cero. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es menos autónoma de lo que se cree. Ya desde 1860 vio federalizados sus recursos: Aduana a la Nación, policía a la Nación, transporte, justicia, etc a la Nación.
Como dice Massa, el intendente está para (pre)ocuparse de hacer cloacas, arreglar las vereditas, hacer una placita, etc. Salvo la ciudad de Buenos Aires, que al ser tan grande uno esperaría que su Jefe de Gobierno pueda hacer más cosas. O no. Exageremos un poco, pero pareciera ser que a Macri tampoco le queda otra que dedicar su tiempo a tapar los baches y alguna que otra cosita más. De grandes obras ni hablar. Y si no, resumamos lo que dice la nota de Clarín:
- Macri no puede crear la Policía de la Ciudad con las facultades que él prometió en su campaña hasta que no lo autorice la Nación.
- Subtes, autopistas y colectivos: el control del Subte lo tiene Nación, lo mismo con autopistas y colectivos. ¿Crear nuevas líneas de bondi? Preguntale a Cristina, no a Macri.
- Supongamos que Macri tiene ganas de hacer muchas obras. Necesita financiarse. ¿Tiene capacidad para emitir su propia deuda? En absoluto.
- Esto es histórico (y discutible!) : el Puerto es nacional.
Si Nación no te autoriza, la Ciudad queda “paralizada”. Entonces es preferible que Ciudad y Nación sean del mismo partido. Y ya que estamos, que la Pcia de Buenos Aires también y que el Congreso tenga mayoría oficial. Pero si pasa esto, el poder enferma. Parálisis impide desarrollo y ceguera de poder impide desarrollo.
Y ahora, ¿qué herramienta de policymaking podrá defendernos?