miércoles, 17 de febrero de 2010

Hijos nuestros


A propósito de la delicada situación de la economía griega, nos llega via Krugman que Martin Feldstein sugiere volver temporariamente al drachma, para hacer el ajuste por medio del tipo de cambio y así evitar una deflación interminable y dolorosa. Paul lo alecciona en el mismo post, citando a Eichengreen, a quien traduzco:
"Reintroducir la moneda nacional requeriría que todos los contratos - salarios, depósitos, bonos, hipotecas, impuestos, y casi todo lo demás - se redenominaran en la moneda doméstica. [...] [Pero] la motivación para salirse del euro sería modificar la paridad cambiaria. Los agentes estarían al tanto de esto. Las firmas y las familias, anticipando que los depósitos se redenominarían en liras, que entonces perderían valor contra el euro, transferirían sus depósitos a otros bancos del área del Euro. Esto produciría una corrida bancaria a nivel de todo el sistema. Los inversores, anticipando que los bonos se redenominarían en liras, venderían sus bonos para comprar los de otros países del Euro, resultando en una crisis del mercado de bonos. [...] Y si el gobierno estuviera en una débil posición fiscal, no podría pedir prestado para salvar a los bancos y recomprar su deuda. Esta sería la madre de todas las crisis financieras."
Como de costumbre, lo que en el mundo es un "what if", en Argentina es un episodio con fecha y hasta nombre propio. En palabras de Domingo Felipe:
"Fue precisamente la decisión de pesificar en forma forzosa todos los contratos que estaban pactados en dólares lo que hizo que la devaluación, que nadie había predicho que sería superior a un 20 o 30%, se transformara en una casi cuadruplicación del precio del dólar en unos pocos meses de 2002. [...] Quienes hacia finales de 2001 estimaban que el precio del dólar estaba atrasado en la Argentina, porque la devaluación de otras monedas frente al dólar había inducido aumentos de importaciones y desalentado exportaciones, hablaban de la necesidad de devaluar la moneda en un 20 o 30% para restablecer el equilibrio. Pero cuando a la demanda de dólares se le agrega la que surge de los ahorristas que creían tener, en su conjunto, cerca de 100 mil millones de dólares, y de repente se les dijo que sólo eran propietarios de 100 mil millones de pesos, la desesperación por convertir en dólares cualquier peso que tuvieran en su poder o que pudieran conseguir de sus depósitos bancarios hizo que aquella demanda aumentara exponencialmente. Así, lo que normalmente es una demanda mensual de 2 mil millones de dólares se transforma inmediatamente en una demanda de 8 mil, 10 mil o incluso una cantidad mayor, en función de cuántos pesos conseguirán para canjear. Con semejante demanda, el precio del dólar no iba a subir a 1,20, como pensaban quienes a lo largo de 2001 proponían una devaluación, ni a 1,40, como parecía desear el gobierno, sino que podía llegar a valer 3 o 4 pesos, como realmente ocurrió en pocas semanas."
Una vez le pregunté a un amigo que está haciendo el PhD en Economía, "¿y vos cómo hacés para dar los mismos exámenes que estos otros tipos que estudiaron física, matemática o estadística?" "Fácil," me contestó, "yo viví toda mi vida en Argentina."

13 comentarios:

Fernando dijo...

Genial Bernard! Tanto la cita, el paralelismo con el fragmento del mingo y la anécdota final. Igual, como te atreviste a citar a Cavallo, les van a decir que encarnan lo más rancio del liberalismo :P. Bue, gajes del oficio...

Sldos!

Bernard L. Madoff dijo...

Lo cité al Mingo porque fue el padre de la criatura. Fue al mismo tiempo su gran acierto y su gran error.

Hay una frase piola respecto a la convertibilidad que Frank conoce e involucra a un mono y una jaula. ¿Cómo era Frank?

Generico dijo...

Che... basta de Cavallo. Ya tiene adicción.

Saludos

Bernard L. Madoff dijo...

Ah, me olvidaba, la otra razón para citarlo era para que Generico comente en el blog.

Saludos!

Anónimo dijo...

Generico huele la palabra Cavallo a kilometros de distancia.

En realidad era de nuestro querido profesor Enrique: En la convertibilidad, el Banco Central era un mono encerrado en una jaula, con las manos atadas.

Asi era, no?
Yo solo soy un mero repetidor de frases hechas.

frank

Bernard L. Madoff dijo...

Jaja, sí, es un tiburón. Una vez dije caballo y vino igual. Por eso lo queremos tanto ;)

¿Pero la frase no seguía? Creo que era que la Convertibilidad era meter al mono en la jaula y atarle las manos, y la dolarización era matar al mono, ¿no?

Bernard L. Madoff dijo...

Che, la acabo de escuchar a Diana Conti en A Dos Sobres. Estos K son más nabos para cuidar su imagen... ¿cómo puede ser que la manden a esta mina que es impresentable?

Anónimo dijo...

Interesantes pueden ser los Lecop-topulos!!

Sinceramente, siempre pense que la salida del Adolfo (la creacion del Argentino como nueva moneda) era LA forma de abandonar el corralito/convertibilidad...

Pero no, Clarin y vuestro citado de mendicurren necesitaban pesificar/pesificar. Sino, se fundian.


Pero bue, como dice un amigo, si mi abuelo tuvise tetas seria mi abuela

Generico dijo...

Jejejeje... che, que igual si no hablan de Cavallo comento. Lo que pasa, es que hablan tanto de él que se mezcla todo. No pasa de una simple correlación espúria.

Abrazo.

Sam Rothstein dijo...

Sería no correlacion, tus comentarios son una constante.

Correlacion espuria sería si justo hablamos de Cavallo en posts de Macro, y vos sos mas propenso a comentar en posts sobre la Macro.

;)

Anónimo dijo...

Bernard,
es que hay cada vez más pocos que se bancan ir a la tele a poner cara de piedra y defender al gobierno.
Hace lo que puede la mina. Pero hasta ahora, no conozco a nadie que le caiga bien...

abrazo

Victor dijo...

Esta bueno el post, la respuesta tu amigo PhD y la analogía del mono. Matar al mono es mas o menos lo que propone Avila si no me equivoco. No es mala idea considerando la fauna política nacional y popular.

Anónimo dijo...

¿Por qué tanto miedo a la deflación?