¿Eu sub-desenvolvido?

Brasil está de moda. Río está de moda. Más aún, ¡Lula está de moda! Estaba leyendo dos artículos muy interesantes de la revista Newsweek el otro día, uno sobre la crisis a nivel mundial y otro de las relaciones internacionales de Lula. Los resumo bien breve.

El primero hablaba del Acto III de la crisis (Acto I - Crisis bancaria, Acto II - Recesión), que sería la explosión de los déficits de las economías avanzadas. El FMI estima que en 2014 la deuda pública de las economías avanzadas va a llegar al 115% del PBI, comparado con el 75% en 2008 y el 60% considerado sustentable. Para poder pagar, tendrían que pasar de un déficit presupuestario de 3,5% en 2010 a un superávit de 4,5% en 2020 y mantenerlo por 10 años. ¿Esto es posible? En décadas anteriores, los países desarrollados podían mantener altos niveles de deuda simplemente porque los inversores no tenían muchas opciones para invertir. Pero ahora se están volcando a otras economías en crecimiento (India, China, Brasil), lo que dejaría a las economías avanzadas endeudadas mucho más expuestas.

Para complementar, justo ayer leía que en Brasil quieren llevar banda ancha a todo el país, por US$5.700 millones. Cada vez más se parece a una economía avanzada, con niveles de inversión y consumo muy altos. El crédito en Brasil se extiende más y más, con crecimiento en alcance, saldos y plazos. En 2014 y 2016, Brasil recibe el Mundial y los Juegos Olímpicos, lo que deja al país en vidriera ante el mundo inversor. Para llegar en forma, se están planeando inversiones enormes en infraestructura, seguridad, transporte, turismo, gastronomía y servicios, entre otros. Río necesita estas inversiones para prepararse y necesita controlar las favelas, donde vive 1/3 de su población (unas 2 millones de personas), hoy en día divididas entre narcos.

El segundo artículo critica las relaciones internacionales que está estableciendo Lula. Principalmente, su relación con Ahmadinejad (Irán) y Chavez. Lula ya tiene buenas relaciones con las economías avanzadas y está apostando ahora a diversificar la cartera de relaciones y ampliar mercados potenciales. Por eso abrió 35 embajadas desde 2003, la mayor parte en África y el Caribe. Si bien varios de los nuevos socios tienen grandes problemas democráticos (además de los mencionados, Brasil se abstuvo en la condena de la ONU a abusos de derechos humanos en Congo, Sri Lanka y Corea del Norte), la apuesta de Brasil parece buena. Las economías avanzadas van a tener que contraer el consumo y probablemente sufran el crecimiento lento japonés, mientras que las economías en desarrollo van a recibir cada vez más los capitales de inversores.

¿Qué implica todo esto para Argentina?

Argentina tiene una oportunidad enorme. Tiene como potencial socio comercial a un gigante en expansión con poder adquisitivo cada vez mayor, de fácil acceso geográfico e institucional. Pero para aprovecharlo hay que ser competitivos, para permitir que los productos argentinos se puedan vender allá, para ampliar el mercado de las empresas locales. Para eso, se necesita inversión.

El nivel de inversiones en Argentina hoy en día es alarmante. Y no sólo porque inversores de afuera no quieren poner plata en el país, sino que las mismas empresas y empresarios argentinos están dejando de invertir a futuro. Los proyectos en el país sólo se orientan a operaciones lean, es decir, a hacer más eficientes los factores de producción actuales. Esto implica que, en vez de comprar una máquina para llevar mi producción de 10 a 20, hago rendir al máximo la máquina de 20 años de edad que tengo para llevar mi producción de 10 a 12. El producto no mejora y las empresas no se expanden. Es atarla con alambre, aunque el alambre ya está oxidado.