lunes, 19 de julio de 2010

Hagan sus apuestas!

Lucas Llach quiere iniciar un website de apuestas políticas, mientras que The Economist quiere iniciar un debate sobre la prohibición a los juegos de azar. Me interesan ambas iniciativas, pero este post es sobre la segunda.

El azar es algo fácil de definir en teoría pero difícil de reconocer en la practica. El ajedrez, las damas, el ta-te-ti son claros ejemplos de juegos donde no interviene el azar. En el truco y en el poker claramente el azar interviene. Y en los dados? El jugador se limita a lanzar los dados y hacer las apuestas correspondientes, pero lo intrigante es dónde está metido el azar en todo esto: en el lanzamiento del dado. Uno podría imaginarse que un "robot" lance el dado de una forma sistemática (siempre igual), y que bajo un ambiente controlado (ausencia de viento, humo, igual presión atmosférica, no desgaste del dado, etc.) el resultado debiera ser exactamente el mismo. En los juegos de naipes en cambio las cartas son mezcladas por un empleado del casino, lo aleatorio radica en la mezclada y corte del mazo.

El motivo por el cual es importante definir azar radica en el alcance del debate. Si exponerse a un juego aleatorio es lo que distingue al juego de azar de aquel que no lo es, entonces prácticamente cualquier actividad humana que implique exponerse a riesgos consiste en un juego de azar. Contratar una póliza de seguro (o no hacerlo) consiste en realizar una apuesta sobre la realización de algún evento azaroso (un robo por ejemplo). Hacer trading de acciones en la bolsa para "ganarle al mercado" es otro ejemplo de juego.

Se podría argumentar que los juegos de azar se caracterizan por ser juegos actuarialmente injustos, pero muchas decisiones económicas en la vida real son parte de juegos injustos. Por ejemplo, la bolsa. En economía existen varios resultados (leer este excelente y clásico artículo) que muestran que intentar hacer "trading" en la bolsa sin poseer información privilegiada tiene un rendimiento esperado negativo. De hecho existe un famoso resultado, el "no-trade theorem" que dice que no existirá trading a no ser que existan agentes idiotas llamados "noise traders" en la jerga. Con lo cual el inversor minorista que cree que puede "ganarle al mercado" o "elegir las mejores acciones" y que no disponga de información privilegiada está participando de un juego en el cual en promedio va a perder dinero (en el sentido de que tendrá menos retorno que el mercado, esto no quiere decir "tener retorno negativo").

Si aceptamos entonces que los juegos de azar no son diferentes de otras actividades riesgosas como esquiar, invertir en la bolsa o manejar un auto, estar en contra del juego representa un riesgo para las libertades individuales. Otra discusión diferente es la de los adictos al juego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿quién esta en contra? Estamos todos a favor...a favor de taxarlos hasta que se desmayen! ;)

ROland