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jueves, 24 de febrero de 2011

Miguel del Sel

Se escandalizan. Se sonrojan. Contienen la respiración. Se miran unos a otros, buscando algún microgesto, alguna mueca, un indicio de que es lo que tienen que pensar al respecto. "Dijo negritos, dijo negritos" se relame el productor. Todos exhalan, se miran aliviados y empieza el balbuceo, el brainstorming de ideas refritas. Alguien les gana la mano y radica una denuncia ante el INADI. Morgado mira para todos lados y pensando en su propio archivo dice con razón que no tiene sentido la denuncia. D'Elia salio al cruce y dijo que el si tiene agua caliente. El puto lindo sonríe desde arriba. 1-0 arriba, sacas vos.

Tan preocupados, ellos. Al parecer ahora notaron que existe algo llamado "formas", las formas burguesas que antes denigraban. Como el negro Dolina (*), yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Del Sel en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Del Sel fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Miguel dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente.

Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseam por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Del Sel. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente.

Así que ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse y de sorprenderse? Lo dice Maradona, y es un piola. Lo dice Del Sel, y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los de siempre, los muchachos de siempre, a indignarse.

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